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Foto del escritorMagaly Salazar Sanabria

Poemas

Actualizado: 13 abr 2019


I


Llámame

con aquello de andar por lo alto.

Llámame

con éso de jadear dentro

y me devolveré

con mis fotografías

que no caben en la muerte.

Llámame con mis amores y heridas.

Cítame sobre el mar

y será de noche

cuando alumbre el cardumen

y te contaré de la ardentía,

lo que ella sabe de mí.


....


Vida sin simetría,

como ciega te busco,

por tu arrebato,

por tu infidelidad;

cuerpo en tránsito

Muevo la mano,

no para saludar

sino para tapar lo roto

Dibujo, tacho sobre ti,

voy de río en río;

mi cabalgadura se deshace

y ninguna orilla nos ampara,

porque siempre la tristeza es lo más líquido

Los recuerdos pasan

y recogen mi errancia;

garabateo esa interrogación

aguijoneada por los que han

robado la casa

Me llena la sinrazón

Pero canto como una campana

Demasiado temprano,

demasiado tarde

Es mi desnudez,

apenas me arropa la necesidad

de tener algún sentido,

por eso estiro los pliegues

mientras aterriza la memoria

en un mapa

donde lo bello es breve

También es el fuego, el vino en el pecho,

la turbación entre valle y montaña,

la página en blanco,

la gata que gulusmea la piel.

Esto es ida y vuelta

Ahora trazo la palabra

como si fuera tiempo de morir

y escribo flor y cruz

por lo acabado

y por la rasgadura

Me pregunto: ¿Quién se mira en el espejo

sino la distancia?

¿quiénes sino nosotros

somos ese país?

.....


V


Mi cuerpo es un río

la lluvia sobre el río

lo de abajo

lo de arriba


el filo.


......


XXX


Si se apaga

el fuego de mis ojos

¿Cómo resuelvo lo oscuro de las cosas?

¿Cómo sustentaré el recuerdo?

¿Cuánta ardentía inflamará mis vísceras?

¿Por cuál ventana el mar?

Si se apaga

el fuego de mis ojos

¿Cuántas aguas mojarán

esta ciudad desmesurada?

¿Cuánto vino tendrá razón

en esta copa

tan próxima a lo triste?

.....

XXXI


En esta contraseña llamada domicilio

mi cuerpo trasiega el desamparo

la casa

conoce la connivencia de mi mirada

y se adelanta.

Algo despierta en nosotros

o duerme en las cosas

y hacia allá vamos

descubriéndonos

en la sal de lo oscuro.


La casa contiene las urgencias

es un fogón donde se escurren

el tiempo entre el saludo

y la soledad.

¿Cómo percibir los aromas del jardín

si voy de un sitio a otro

y no sé cuándo vuelva?


Hay un nombre entre las paredes

y promete abalanzarse sobre mí

¡Salud tristeza!

La existencia me propone

y tú me guardas

estoy disuelta en tus vínculos

¿Cómo esconderme,

yo que apenas soy hueso de oficio?


Desde afuera, ¿Qué se endereza adentro?

¿los rincones?

¿o la andadura del poema?

Aquí se nace

nadie aparece

¿Qué nos separa?

¿los miedos, las razones?

¿De dónde viene la bondad y lo dulce?


Una piel busca mi casa,

las sábanas se desordenan.

De alguna manera nos abastecemos en el espejo;

somos huéspedes.

También hay un vacío antes de la puerta

pero la penumbra comienza a entenderse con la casualidad.


Ando entre logos y mythos

pisando esta geometría sentimental.

Tan sólo la infancia,

sobre la cual no he hecho más preguntas

vuelve.


La casa es un reloj de arena

La tomamos por la cintura

y el mundo se desliza

a pesar de nosotros.

.....


XXXII


Este espacio abierto

en nuestra conversación

¿para dónde se escapa

la sordera?

.....


XXXIII

Vida sin simetría,

como ciega te busco,

por tu arrebato,

por tu infidelidad;

cuerpo en tránsito

Muevo la mano,

no para saludar

sino para tapar lo roto

Dibujo, tacho sobre ti,

voy de río en río;

mi cabalgadura se deshace

y ninguna orilla nos ampara,

porque siempre la tristeza es lo más líquido

Los recuerdos pasan

y recogen mi errancia;

garabateo esa interrogación

aguijoneada por los que han

robado la casa

Me llena la sinrazón

Pero canto como una campana

Demasiado temprano

demasiado tarde

Es mi desnudez,

apenas me arropa la necesidad

de tener algún sentido,

por eso estiro los pliegues

mientras aterriza la memoria

en un mapa

donde lo bello es breve

También es el fuego, el vino en el pecho,

la turbación entre valle y montaña,

la página en blanco,

la gata que gulusmea la piel.

Esto es ida y vuelta

Ahora trazo la palabra

como si fuera tiempo de morir

y escribo flor y cruz

por lo acabado

y por la rasgadura.

Me pregunto:

¿Quién se mira en el espejo

sino la distancia?

¿quiénes sino nosotros

somos ese país?



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