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  • Foto del escritorMagaly Salazar Sanabria

La Asunción

Actualizado: 29 may 2018

La Asunción

Sal de la presencia

Tú que siempre nos asistes

Conviértete en la luz de lo eterno

Verdura y flor.

“Música callada”.

Lávame

y guárdame sin enojos,

llévame a misa

a los paseos de música, a las procesiones.

Sube conmigo al Castillo de Santa Rosa

para sentir a Luisa Cáceres

en la flor de los vientos,

en el salitre alado de Guacuco,

en la presencia de su lealtad.

Quiero trepar entre los caracueyes

para disfrutar la emancipación de Matasiete

y palpar en las piedras la valentía de tu gente.

Al amanecer, me siento en la Plaza Bolívar y algo me sigue

todo lo que miro me mira.

La memoria de la infancia surge desde el fondo

para encontrar lo nuevo. Respira.

La Asunciòn alcanza su belleza y su sentido y

todas las imágenes antiguas

llegan con las campanadas de la iglesia

vienen sonando a bondad desde el misterio.

Esta ciudad nunca se apaga;

conocemos su penumbra y la amamos.

Celada en el silencio, la Virgen de La Asunciòn aparece

como el soplo de un lirio,

nos asiste y bendice.

Una alondra gorjea una serenata sobre los guayacanes.

Le pregunto: ¿Qué pedazo del cielo traes contigo?

Nada dijo. Era la ensoñación.

La Asunciòn es la casa y me habita.


(Poema Inédito)




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